Todo el mundo ha oído hablar de la playa de Copacabana [Río de Janeiro] y seguro que cada uno tendrá una imagen montada en su cabeza más o menos realista. Sin duda una de las imágenes que se nos vendrán enseguida a la cabeza será el famoso dibujo de mosaico en la acera creado por el paisajista Burle Marx [del que hablaremos en breve en otro post] en el proyecto del paseo.
El paseo de Copacabana [un total de 4km.] se compone de la franja de playa, la acera o zona de paseo, carril bici y doble carril para los vehículos motorizados. Pero cuando llega el domingo la calzada se cierra para que todo el espacio sea para el ciudadano, y en ese momentos se llena de gente corriendo, paseando, patinando o en bici que van de un lado a otro... Y a partir de determinada hora lo vuelven a abrir a los vehículos hasta el siguiente domingo.
Nada sofisticado ni con gran presupuesto: unas simples vallas son los elementos que se utilizan para abrir y cerrar este espacio público.
Lo que demuestra que este tipo de actuaciones se pueden realizar en cualquier ciudad con un presupuesto totalmente mínimo, lo único que hay que tener es la intención.
Lo que se consigue con esta actuación es que los ciudadanos tengan un espacio cerca [o relativamente cerca] de su vivienda para poder hacer deporte o simplemente para pasear sin necesidad de tener que convivir con la contaminación y el ruido del tráfico, y no necesariamente trasladarse a zonas alejadas, o no hacerlo. Se hace un domingo que es cuando la gente está libre y lo van a aprovechar más, y cuando menos tráfico por lo que no hay tanto problema.
Cierto es que en Río de Janeiro hace un clima durante todo el año estupendo para poder disfrutar del aire libre, y que es algo que no en todas las ciudades tendría sentido hacerlo durante todo el año. Pero al ser algo tan fácil como poner una serie de vallas se puede adaptar perfectamente al momento en el que lo necesite cada ciudad.
Lo mismo se realiza en la playa de Ipanema, de forma que puedes ir de una a otra y aprovechar todo el recorrido.