Todo aquel que conozca Barcelona, más allá de haberla visitado un fin de semana deprisa y corriendo, sabe que de lo que era a lo que es en la actualidad hay una diferencia abismal. La Barcelona de hace unas décadas poco tiene que ver con la actual y sus habitantes hay zonas que ya no pisan por no reconocerlas como eran antes. Un dato que lo resume todo es que de cada 10 personas que pasean por las Ramblas, 8 son turistas, y la noticia triste es que parte de la ciudad se ha adaptado a ellos, en lugar de hacerlo a sus habitantes.
Seguramente muchos ya habréis visto el documental de Eduardo Chibás [un vecino de Barcelona] que os traemos hoy y el miércoles pasado aparecía en El País un artículo donde lo presentaban, pero por si alguien no lo ha visto aun aquí os lo dejamos.
Con el título de "Bye, bye Barcelona" queda más que claro la conclusión que podemos obtener. Algo que no sólo está ocurriendo en Barcelona, y en lo que, antes que ella, cayeron otras muchas más ciudades. El que una ciudad deje de existir como tal, como era, cediendo el paso a los caprichos del turismo, es algo sobre lo que se debe reflexionar.
Del artículo de El País nos quedamos con frases que lo resumen bastante bien, como éstas dos:
"Es la ocupación del turista y la expulsión del local y los comercios tradicionales" de Marc Javierre, autor del libro Tourist Walk.
"El 80% de los negocios de mi manzana se han convertido en tiendas de souvenirs donde venden sombreros mexicanos y camisetas del Barça. Se ha perdido el caliu (identidad, esencia) de vecindario. ¿Por qué tengo que renunciar a mi barrio porque ellos solo piensen en el turista?" de Conchi Roque, vecina de Sagrada Família.
