¿A quién no le gustan las zonas verdes?
Las zonas verdes, con todos sus encantos y beneficios, son, sin duda uno de los espacios más atractivos de las ciudades, sean cuales sean. Se convierten en oasis en mitad del asfalto; en focos de oxígeno en mitad de la contaminación; en espacios de ocio donde hacer una picnic, montar un cumpleaños al aire libre, o correr como locos, sin necesidad de coger el coche para salir de la ciudad…
La vegetación hace más agradable los espacios, regula la temperatura, ayuda a eliminar la contaminación y tiene la suficiente autoridad como para ejercer su poder en el ser humano; y es que no es ninguna novedad que a las personas les gustan las plantas, los árboles y las flores, les alegra la vida; les gusta que decoren zonas, que den sombra, y que se muevan las hojas con el viento haciendo un poco de ruido, entre otras muchas cosas. Incluso un proyecto en el papel gana humanidad en el momento en el que se dibujan los árboles.
Pero, qué hacer cuando no hay espacio?
Aunque a todos nos gusten las zonas verdes hay momentos que no hay espacio suficiente para ellas, ni en la ciudad ni en casa, y no hay más. Hoy en día, las casas cada vez son más pequeñas, y muchas de ellas no tienen ni terraza [ni siquiera una jardinera en la ventana] con lo que las plantas se deben colocar en el interior de la casa, reduciendo un espacio que [a menudo] ya es demasiado reducido. Esto se puede extrapolar también a las ciudades. Todos sabemos que los jardines son para el uso y disfrute de los ciudadanos, pero en muchas zonas de las ciudades que no se construyeron espacios verdes en su momento ahora ya no se puede optar a recuperar ese espacio [o se puede, pero es demasiado complicado].
Aunque a todos nos gusten las zonas verdes hay momentos que no hay espacio suficiente para ellas, ni en la ciudad ni en casa, y no hay más. Hoy en día, las casas cada vez son más pequeñas, y muchas de ellas no tienen ni terraza [ni siquiera una jardinera en la ventana] con lo que las plantas se deben colocar en el interior de la casa, reduciendo un espacio que [a menudo] ya es demasiado reducido. Esto se puede extrapolar también a las ciudades. Todos sabemos que los jardines son para el uso y disfrute de los ciudadanos, pero en muchas zonas de las ciudades que no se construyeron espacios verdes en su momento ahora ya no se puede optar a recuperar ese espacio [o se puede, pero es demasiado complicado].
Una buena opción en estos casos es el jardín vertical, tema que va ganando adeptos poco a poco, con sus múltiples ventajas:
1. decora y produce el disfrute sólo con verlo [una de las esencias de cualquier jardín].
2. sirve como piel para los edificios [una nueva piel! no olvidemos el furor que causó el jardín vertical del edificio del Caixa Forum, en Madrid, a pesar de no ser el primero, y mucho menos el último!].
3. es una buena opción, si no tenemos espacio suficiente, para poder colocar una zona verde. Es distinto de un jardín horizontal, pero también tiene su aquel.
Y aquí os dejamos 3 pequeños ejemplos encontrados en Brasil:
1º en el Pan de Azúcar [Río de Janeiro]
En Brasil la vegetación es muy abundante y todo Río está rodeado de ella, además de una forma bastante densa. Sin embargo en esta ocasión no tiene tanto de que “Queremos que haya vegetación, pero no tenemos espacio”, sino es más bien para usarlo como decoración o tapar algún elemento indeseado a la vista como instalaciones.
2º en el exterior de un restaurante [Río de Janeiro]
Sin duda la forma más fácil de tener un jardín vertical: colocando macetas en la pared! Además lo puedes aprovechar para que se convierta en tu pequeño huerto urbano en una pared de la cocina o de la terraza.
Nada tan sencillo como elegir una cantidad de macetas iguales y plantar las plantas que más te gusten: si tienen frutos [como las de la foto] te pueden quedar de los más colorido cuando salgan, y una imagen así de atractiva.
3º en la salida de un garaje [Sao Paulo]
Si colocar macetas en la pared es de lo más sencillo, aquí no deja de ser menos, y es la misma pieza que cubre la construcción la que es una maceta [con el desagüe incluido]. Una forma de lo más original y que permite desarrollar tantas formas como se te ocurran. No queda tan denso como el primer jardín que hemos visto, pero es una forma bastante agradable de introducir el verde en la ciudad, en lugares donde, a priori, no se podía.
3 formas distintas de colocar vegetación en vertical que se pueden usar de ejemplo ya que se pueden llevar a cabo en cualquier lugar [por pequeño que sea]