cine parís, paisaje de ciudad




Los edificios que nos indican que antes de su actual uso tuvieron otro no pueden hacer otra cosa más que llamar la atención. Tienen una personalidad adquirida que es imposible que la tengan edificios actuales, por muy bien diseñados y construidos que estén.



Algunos simplemente es con su arquitectura con lo que nos indican que antes tuvieron otra vida, mejor o peor, pero otra vida llena de historias de época: princesas bajando escaleras con apretados corsés, científicos haciendo experimentos a la luz de las velas para descubrir algo que hoy nos parece imprescindible, una biblioteca llena de libros de papel y tapas de cuero con títulos impresos en letras doradas, una tienda con miles de cajoncitos de madera repartidos por todo el interior en los que puedes encontrar cualquier cosa que te cautivará menos lo que necesites realmente o un baile de máscaras con ahuecados vestidos y una orquesta de violines tocando. Con una arquitectura de otros tiempos que deja claro que no comparte edad con lo que ocurre en su interior. Y es que la magia de la arquitectura y de los lugares con historia es que pueden tener muchas vidas y ser testigos de muchas vivencias. Para ver este tipo de nuevas extrañas amistades no hay más que pasarse por los centros de las ciudades, por las calles más comerciales [porque suelen ser tiendas las que invaden estos edificios] para ver como el paso del tiempo se va adaptando a nuevas necesidades, a nuevos momentos, pero sin dejar de lado su historia para que cuando los transeúntes pasen por su lado y vean ese edificio puedan imaginar historias ocurridas o no... 

Pero, además, son los causante del paisaje de nuestra ciudad, la fachada de las calles, la cultura del que ha vivido en ella... Y sin ellos la imagen de estas calles cambiaría por completo, son los que dejan constancia de que, antes de que llegásemos nosotros ellos ya estaban ahí con otras personas utilizándolos y mirándolos.




En este caso, por si hay alguna duda, el cartel situado justo encima de la puerta [y que, por cierto, se ve mucho más que el del propio comercio actual] nos indica que antes de ser una tienda de ropa para adolescentes, en sus entrañas había un cine. Cada cual que se imagine las historias que han podido suceder en su interior y en su exterior.


Sólo un dato y unas imágenes antiguas:

El Cine París, situado en el casco histórico de La Coruña [España], pasó su última sesión en 1999



vía Welcome to my life

vía Paisajes de Ciudad