El diseño de jardines puede contener toda la magia que queramos darle a una obra que tarde o temprano acabará cambiando, por su parte viva. Así que podemos decir que muchas veces son obras efímeras. Sin embargo, por eso mismo, permiten innovar y arriesgar sin miedo al error.
En el 2003, Miguel del Pozo y Francesc Crous realizaron un jardín para la exposición anual Temps de Flors de Girona. En este proyecto, llamado Jardines de Perspectiva, primaban el blanco, el azul y el amarillo sobre el verde, y la forma de entenderlo era con la perspectiva jugando en el plano horizontal y vertical y encontrando el punto exacto donde ver como cobraba sentido.
Un jardín que se convierte en algo más que un jardín, que cubre todas las dimensiones, pensado no sólo en planta y que invita a jugar y verlo desde diferentes ángulo. Un jardín donde los visitantes toman parte activa de él y de su forma de entenderlo.
Y, sin más, vamos a dejar que los autores lo expliquen con el siguiente texto:
"Cuando en 1435 Leone Battista Alberti publica su tratado sobre
pintura, De Pictura, se inicia en el
mundo del arte una revolución de dimensiones históricas; en aquel tratado se
explicaba un método científico para representar la realidad, la perspectiva.
Siguiendo la óptica de Euclides y los experimentos de Brunelleschi, Alberti
estudió la visión humana concluyendo que el ojo humano es un centro focal que
percibe las cosas gracias a rayos luminosos que ponen en contacto el objeto con
el ojo. Rayos que van del ojo al objeto formando una pirámide visual. En esta
explicación, la pintura es una sección de la pirámide determinada por un punto
y una distancia escogidos por el pintor. Esta sección, que es en realidad un
rectángulo, el papel sobre el que dibuja el artista, actúa como una ventana a
través de la cual vemos el objeto. De aquí la célebre máxima que la pintura es
como una ventana abierta al mundo. La
pintura, una superficie plana, nos muestra el mundo que esconde en su interior.
La intervención en Jardins dels Alemanys que realizamos para la 48ª Exposición de flores, monumentos, patios y jardines, Girona temps de flors 2003, utiliza los mismos elementos presentes en una pintura: el observador, el plano del cuadro (pintura-ventana) y la realidad que hay detrás. La única diferencia reside en que aquí, el trabajo del pintor, la aplicación del color, no se realiza sobre el plano del cuadro sino que se proyecta sobre el espacio real tridimensional que se encuentra detrás de él. Esto es posible gracias al magnífico muro en ruinas que se conserva en el jardín, un muro de piedra solitario con tres ventanas y una puerta obsoletas. Nuestra intervención convierte, des de unos determinados puntos, estas aberturas del muro en cuadros pintados transformando con color todos los elementos que vemos a través de ellas. Así el visitante, que se moverá libremente por el Jardín, se encontrará con determinados puntos donde la propia ventana del muro le marcará visiones de color en perspectiva a través de ella, revelaciones de color puro en medio de la naturaleza. Este sistema proporciona una doble lectura del jardín, la ya mencionada a través de las ventanas, y la visión general del espacio, recinto natural de piedra y vegetación donde situamos zonas de color: tanto el suelo como las plantas, los arbustos, los muros e incluso los troncos de los árboles quedan transformados por la llegada del color que lo cubre todo con su presencia. El mismo sistema de visiones a partir de un punto determinado se utiliza para proyectar un triángulo blanco sobre las flores del suelo y los árboles, así como para construir el túnel azul. Con esto, la composición del jardín responde a un estricto sistema de proyecciones perspectivas que otorgan al espacio, además del esplendor del color, la belleza de la geometría. "
imágenes vía mendelpozo.com |