No es ninguna novedad el decir que las mujeres en el mundo de la arquitectura se han encontrado en un segundo plano, a pesar de que su trabajo se podía considerar igual de bueno que el de los hombres. Una de las polémicas que más eco se hicieron fue el Premio Pritzker otorgado en 2012 sólo al arquitecto Wang Shu, dejando de lado a su mujer Lu Wenyu, siendo que los dos eran fundadores y partners del estudio Amateur Architecture Studio. Quizás el hecho de haber premiado sólo a él hubiese pasado desapercibido de no ser porque sólo 2 años antes, en 2010, el Pritzker fue otorgado a SANAA, y no sólo a Kazuyo Sejima, incluyendo al hombre de la pareja Ryue Nishizawa.
Equipo de arquitectos y urbanistas de Chandigarh |
Es posible que alguien que no esté involucrado en este mundo la única mujer que le suene dentro del mundo de la arquitectura sea Zaha Hadid, y puede que ni siquiera ella. Pero aún es más triste el hecho que muchas de las personas involucradas en este mundo tampoco sean capaces de nombrar a muchas más. Así que con el objetivo de dar visibilidad a arquitectas y a su trabajo surge el proyecto UN DÍA | UNA ARQUITECTA, en el que se propusieron dedicar durante todo un año cada día un post a una arquitecta para dar a conocerla a ella y a su trabajo. En su blog indican que es un trabajo de visibilización, no de investigación; sin embargo están consiguiendo no sólo el objetivo de dar a conocer a esta mujeres [algunas ya más conocidas que otras], sino que quede una importante recopilación de información y un gran documento para un futuro, y no sólo de arquitectas actuales.
Carta de invitación de Gertrude Lempp Kerbis prebia a la formación de Chicago Women in Architecture |
Cómo siempre, al final quien mejor lo explica es quien hace el proyecto, por ello reproducimos aquí el texto colgado en su web:
"Nuestro objetivo es visibilizar el aporte de las arquitectas en diferentes facetas: proyecto arquitectónico, urbano y paisajístico, tecnología, curaduría y publicaciones, producción artística, política, gestión del hábitat social, teoría y enseñanza.
Construiremos en los próximos 365 días una especie de línea de tiempo que permita situar la labor de las arquitectas a lo largo de la historia. La voluntad de UN DIA | UNA ARQUITECTA es ser una acción de visibilización, no es un trabajo de investigación.
Existe material publicado de muchas de las arquitectas que presentaremos, aunque en gran parte está en otros idiomas. Para reseñar a las contemporáneas hemos complementado la información a través de contactos personales para incorporar aspectos que no son evidentes en las hojas de vida formales. Hemos elegido 365 arquitectas buscando mostrar la mayor variedad de tareas, orientaciones, orígenes, tiempos e ideologías.
El camino recorrido por las mujeres que se dedicaron a la arquitectura, no es ni ha sido fácil. Si bien la mujer fue la encargada de construir el cobijo en sociedades antiguas, cuando la actividad fue adquiriendo prestigio fue “colonizada” por los varones. Esto fue un fenómeno que ocurrió también en otras profesiones, como cuando los médicos reemplazaron a las matronas. Así la sociedad patriarcal, que no permitiendo el acceso a la educación, la disposición de los bienes, o la participación política, dificultó y dificulta la participación en una actividad que como la arquitectura, requiere conocimientos, fondos y contactos.
La actividad de la arquitectura también manifiesta la existencia de un modelo donde la vida social y laboral está reservada a los varones y la del hogar (no considerada laboral) a las mujeres. Aun en esos contextos encontramos a aquellas que con la ayuda de su entorno cercano (otras mujeres, padres, hermanos, maridos, amigos) y en condiciones excepcionales, tuvieron la oportunidad de construir.
Hasta prácticamente fines del siglo XIX las mujeres no tenían permitido el acceso a las escuelas o academias de arquitectura.
Pero ya entre las nacidas después de 1900 predominan las tituladas, las cuales son minoría en sus cursos o tienen permisos especiales para hacer la carrera. Al mismo tiempo comienzan lentamente a participar en la vida académica, a integrarse a los organismos públicos, a publicar, a sumarse a estudios o a formar los propios. De allí en más se va ampliando la participación en las distintas áreas. Sin embargo hoy la participación es desigual todavía, tanto la cantidad como en relación a los salarios.
La historia de ellas no ha sido contada de igual manera que la de sus colegas varones ya que si una escala de valores se construye desde una experiencia, todo aquello que no entre en esa perspectiva queda desconocido, negado y olvidado. Por lo tanto, si son los valores y las experiencias de los hombres, a través del sistema patriarcal, las que establecen lo que es bueno y reseñable, entonces la mitad de la humanidad no cuenta, no hay lugar para otros valores ni experiencias ni saberes. Esta valoración sesgada es extensiva a las historias de todos los otros o subalternos, es decir, las minorías étnicas o de otro tipo, los no blancos, los no ricos.
“…las mujeres han dejado muchas menos huellas que los hombres en la documentación histórica. Esta es una de las consecuencias más importantes de las actitudes culturales negativas hacia las mujeres. Si su historia se define como los hechos de los hombres se menosprecian sus acciones, la vida de las mujeres se hace “ahistórica”, al vivir fuera del mundo de las empresas masculinas…”[1]
Las mujeres no aparecen en la historia con igual intensidad que los hombres, y no por falta de aportaciones Vemos por ejemplo como Pevsner minimiza la labor de Elizabeth Wilbraham en sus textos, Kenneth Frampton o William Curtis dan casi nulo protagonismo a las mujeres arquitectas y diseñadoras. En el Dizionario dell’Architettura del Novecento de V.M. Lampugnani, con más de 400 nombres citados, la presencia de las mujeres es ínfima (inclusive no aparece Lina Bo Bardi y a Gae Aulenti le dedica breves renglones). No solo es obvia la ausencia de mujeres con nombres propios sino también la manera discriminatoria con que son citadas. Por ejemplo, cuando un equipo es formado por varios hombres como Van der Broek-Bakema o Bohigas-Martorell-Mackay, estos aparecen dos veces, una dentro de la voz genérica del grupo y otra con voz propia de cada arquitecto. Pero cuando en el equipo hay mujeres solo aparecen dentro de la voz genérica del grupo o del arquitecto, como por ejemplo, Robert Venturi-Denise Scott Brown o Franco Albini-Franca Helg.
Es otra omisión más de visibilidad y reconocimiento de las aportaciones de las mujeres para seguir inventando al héroe… También encontramos colegas que en principio no reconocen la labor de sus socias como en el caso de Louis Kahn con Anne Tyng. Otras arquitectas tuvieron que luchar además contra prejuicios raciales como Norma Sklarek. Muchas han realizado una reflexión crítica sobre el género y han actuado para cambiar la situación de desigualdad.
Creemos que para impulsar el equilibrio es necesaria una revisión de la historia, lo cual es una tarea mayor. Aquí estaremos en principio citando a algunas de las protagonistas y organizando la información. Cada entrada es eso, una puerta que se abre para permitirnos descubrir el trabajo, los logros y las dificultades que enfrentaron estas profesionales. Son diferentes maneras de desarrollar la profesión donde podemos encontrar hoy, más allá de los contextos, situaciones aun cotidianas. En estos 365 días recorreremos cinco siglos donde nos acompañarán, cada día, una arquitecta…
[1] Anderson, Bonnie S. y Zinsser, Judith P.; Historia de las mujeres. Una historia propia, Barcelona: Ed. Crítica, 2007 (1ª edición en inglés en 1998)."
Valme Pomeister (1922-2002), la Gran Dama de la arquitectura estona imágenes vía UN DÍA | UNA ARQUITECTA |
Para + información: